Con el Flamenco en sus venas
Si en Copiapó alguien me preguntara por María Angélica Ruíz Rebolledo,
probablemente no sabría de quien me hablan, pero si me dicen Soledad Montijo..
es que se me llena el escenario de zapateos, castañuelas y música flamenca..
Guapa..!!
Dieciséis años de Maestra de danzas españolas en la Academia que lleva
su nombre en Copiapó, ha sido capaz de imprimir a sus alumnas una disciplina
acuñada en el rigor y en la pasión por el baile español, pero su historia en
nuestra ciudad se remonta al año 1982, cuando llega como parte de un
espectáculo itinerante de música y baile encabezado por el recordado Alfonso el
Malagueño, en la oportunidad se presentan con gran éxito en el renombrado local
Smoky Show. Tal sería la recepción del montaje artístico que fueron llamados a
volver de su gira por el norte para presentarse nuevamente en nuestra ciudad,
fue entonces cuando a la luz de las oportunidades este emprendedor y entusiasta
Malagueño decide levantar el glorioso Cortijo, un 14 de septiembre del año 1984
abre sus puertas este local de varieté que fue referencia para la bohemia
copiapina de la época. Indudablemente en este período Soledad se arraiga en
estas tierras luego de un camino como alumna y profesora de bailes españoles
que la llevaron por distintas academias y escuelas en Santiago y Buenos Aires.
Luego de la muerte del Malagueño en el año 1994, dos años después,
Soledad retorna a Santiago, de donde no regresa hasta el año 2000, cuando
Gianina Ferri, otra de las artistas del otrora Cortijo, la invita a retornar
con un espectáculo en Copiapó. Desde entonces crea esta Academia que poco a
poco se fue consolidando con su propio prestigio, ganándose una posición en la
escena de la danza en Atacama.
“Al pan, pan y al vino vino..!!”, Directa y franca, así es como le
gustaría que la recuerden, mujer sincera y transparente, que tiene como
principal herramienta la disciplina. Es la penúltima de cinco hermanos, tres
hombres y dos mujeres, hija de Blanca Rebolledo y Pablo Ruiz, quienes llegaron
embarcados desde Córdoba, Andalucía – España, hasta Valparaíso. Al poco andar
muy niña empieza a seguir los pasos de su madre, cantante, quien la lleva por
distintas academias que la van formando profesionalmente. Confiesa entre sus
sueños poder montar una obra de Zarzuela junto a Patricio Araya, también le
honraría mucho que algunas de sus alumnas proyectaran la academia con su nombre
cuando ella ya no pueda ejercer como maestra; viajar y conocer España dejó de
ser prioritario y hoy declara su admiración por la bailaora española Carmen
Amaya, el baile y tema Bodas de Luis Alonso y la voz de la Rocío Jurado.
Sin duda una mujer con historia que se impone en el escenario, que
gusta del color rojo en escena y de las lentejas a la española en la mesa, los
agridulces son sus aromas de preferencia, el mango sour preparado por ella es
su trago favorito y añora aquella dulce receta de un postre a base de turrón
que le preparaba su madre, como dulce y nostálgicas suenan también sus
recuerdos, propios de una mujer comprometida con lo que hace y con su propia
historia, abierta a entregar lo que sabe y lo que ha vivido, una mujer que ha
hecho su vida en las tablas de muchos escenarios y que hoy, como siempre,
brilla bajo las luces de los escenarios de nuestra región.
Con el Flamenco en sus venas
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